Los expertos lo consideran un comportamiento “habitual” entre los 2-6 años, pero, de prolongarse más allá, las consecuencias nutricionales pueden ser muy negativas
«Ante la neofobia alimentaria “hay que generar experiencias positivas”
¿Cómo generarles experiencias positivas con la comida? Se recomienda llevarles a hacer la compra con los padres; enseñarles en el supermercado las diferentes frutas y verduras que existen; cocinar el alimento juntos; hacerles partícipes (que vean cómo se hornea, cómo se prepara…); cocinar recetas que lleven ese alimento aunque no sea de manera principal (en lugar de ponerles un plato de garbanzos con espinacas, ponerles un pastel de espinacas que lleve queso por encima, crema, huevo… Es decir, mezclar aquellos alimentos “polémicos” con otros que les gusten).